Mirada de póquer i un as en la manga.
La sala vacía. En la mesa, las cartas.
Dispuesto a jugar buscas mi mirada,
no encuentras respuestas pues no pienso en nada.
Mueves en tus manos suaves, la baraja.
Maliciosa es la sonrisa que dibuja tu cara.
Mi mirada inocente es mi primera jugada.
Repartes lentamente mirando las cartas.
Firmes movimientos, cautela que engaña.
No te quito ojo, sé que me harás trampas.
Alma coloreada con tintes de casino
te seduce el juego y quieres jugar conmigo,
tu gesto relajado y tu aire tranquilo
no van a engañarme. Siento tus latidos.
Confiando a tu presa, tu corazón felino
me invita galante a una copa de vino,
siento en mis labios el frío tacto del vidrio
sin dejar de mirarte con aire lascivo.
Capto en tu mirada un titubeo instintivo
y sonrío seductora. Primer as en mi bolsillo.
Has iniciado el juego y ahora tengo ventaja
no sabes qué voy a hacer, no imaginas mi jugada,
te voy a hacer esperar , eso siempre me relaja,
el boom boom de tus latidos resuena ya, en esta sala.
El silencio es largo y tenso, entre tu y yo no hay palabras,
te veo un poco nervioso, al acariciar las cartas,
nunca se gana al póquer sin tomárselo con calma.
No sé si te excita el juego o imaginarte en mi cama
acariciando mi cuerpo y bebiendo el vino de mi alma.
Esta vez voy a ganar, sin sacar el as de mi manga.
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